Boletín Trópico No. 5. Octubre 1999; Corporación Colombia Internacional -CCI-

Desrarrollo Tecnológico

Manejo agronómico del cultivo de lulo

En la región subtropical húmeda andina, de donde es originaria, la especie Solanum quitoense Lam, produce un fruto comestible conocido como Lulo de Castilla, Naranjillo, Naranjilla, Toronja, Berenjena de olor y Chipiguaba. Ubicada taxonómicamente en la extensa familia Solanaceae, con más de 2.700 especies, de las cuales se conocen 27 --pertenecientes a siete géneros-- que tienen valor hortofrutícola en las regiones tropicales de América, Africa, Asia y Oceanía.

Por su atractivo sabor agridulce, su apariencia, su facilidad de cultivo en las condiciones requeridas, su producción continua y sus buenos rendimientos, el cultivo se ha difundido a lo largo de Sur y Centroamérica, desde Chile hasta México. En Colombia el cultivo de lulo se encuentra ampliamente distribuido en varias regiones. Según cifras del Ministerio de la Agricultura y Desarrollo Rural en 1998, el área cosechada fue de 4.868 hectáreas en 20 departamentos, de los cuales los más representativos se muestra en el cuadro No. 1.

Cuadro No. 1
Area cosechada, producción y rendimiento de lulo

Departamento

Cosechada Ha

Producción Ton

Rendimiento Ton/ha

Huila

1,634

13,868

8.49

Valle del Cauca

646

3,824

5.92

Cauca

380

2,496

6.57

Caquetá

357

2,664

7.46

Nariño

273

1,636

5.99

Tolima

235

2,100

8.94

Cesar

220

1,525

6.93

Magdalena

225

1,081

4.80

Fuente: Ministerio de Agricultura y Desarrollo Rural.

El rendimiento promedio anual oscila entre 3.63 ton/ha en Casanare y 12 ton/ha en La Guajira, con un valor promedio nacional de 7.03 ton/ha. En el Eje Cafetero, sólo se encontraba, en 1999, el 1.7% del área total nacional en producción, con rendimientos cercanos al promedio nacional. En contraste con esa situación, se destacan las escasas 12 hectáreas en Chocó y en la Guajira que producen los mayores rendimientos, 11.5 ton/ha y 12 ton/ha, respectivamente, lo que hace pensar en la existencia de cultivos tecnificados o en las mejores condiciones agroecológicas para esta especie en las mencionadas zonas.

El rendimiento y la calidad del fruto no sólo están íntimamente relacionados con las condiciones ecológicas en que se encuentra el cultivo, sino también con el manejo agronómico aplicado y la variedad cultivada. A pesar de presentar el género alta diversidad genética, la variabilidad dentro de la especie es poco conocida y los resultados del mejoramiento genético son escasos.

La variedad Septentrionale R.E. Schultes y Cuatr., llamada lulo de perro, presenta espinas en ramas, tallo, peciolo y nervadura. Otra especie también cultivada, Solanum topiro H. & B. (S. Sessiliflorum Dun), conocida como tupirú o lulo grande, se diferencia de la anterior porque tiene un crecimiento arbustivo, bien ramificado, tallo suculento, sin espinas y porque la planta esta cubierta de pelos ferruginosos.

La segunda generación (F2) del híbrido Solanum hirtum X Solanum quitoense, conocido como lulo La Selva, fue el resultado del mejoramiento genético realizado por Corpoica Regional 4. A diferencia del lulo de Castilla, puede ser cultivado a plena exposición solar, con un ciclo productivo de tres años, rendimiento potencial de 52 ton/ha y resistente al ataque de los nemátodos. El fruto de color amarillo uniforme, muy atractivo, con vellosidades de fácil desprendimiento, es más dulce y aromático que el lulo de Castilla.

El uso de patrones permite la propagación clonal de selecciones de alto rendimiento, resistentes a plagas y enfermedades y de frutos de mayor calidad. Si bien es cierto que los organismos superiores del reino vegetal pueden adaptarse a muy diversas condiciones, cada especie tiene su preferencia ecológica, en la cual evolucionó y, por tanto, en la que expresa su máximo potencial de crecimiento y desarrollo.

Si queremos alcanzar altos rendimientos y frutos de la mejor calidad, debemos respetar estas preferencias que, en el caso que nos ocupa, son temperaturas entre 16 y 22 0C, altitud entre 1300 a 2300 m.s.n.m., pluviometría de 1500 a 2000 mm/año bien distribuida, suelos ricos en materia orgánica, profundos, bien drenados, con pH en un rango entre 5.5 - 6.5 y de textura franca hasta franco arenoso o franco arcilloso. En estas condiciones, los rendimientos puede ser de hasta 27 ton/ha con 3.000 plantas por hectárea.

El manejo que hagamos al suelo no debe disminuir su fertilidad ni alterar su textura; sólo se deben realizar aquellas labores que eviten el encharcamiento, propicien el drenaje y posibiliten el buen desarrollo de las raíces, para lograr un eficiente aprovechamiento del agua, los nutrientes y un adecuado anclaje del sistema radicular.

Un satisfactorio estado nutritivo se manifiesta en producciones de alto rendimiento y calidad. El lulo, a pesar de ser una planta poco exigente de Nitrógeno, es muy susceptible a las bajas concentraciones de Boro y Magnesio. El primero influye en el transporte de azúcares y hormonas de crecimiento y, junto con el Magnesio, interviene en la formación de las paredes celulares y en la economía hídrica de la planta; por otra parte, el Magnesio es un constituyente esencial de la molécula de clorofila.

La falta de cualquier elemento nutritivo, es un factor limitante para el desarrollo y el crecimiento de la planta y de sus frutos. Sin embargo, no siempre la solución es añadir fertilizantes, pues la carencia de un determinado elemento nutritivo puede tener varias causas: que el suelo tenga poca cantidad del elemento; que contenga cantidad suficiente de un elemento, pero éste se encuentre en una forma difícilmente asimilable por la planta; que los demás elementos estén presentes en cantidades tan grandes que hay una carencia relativa del elemento en particular; que la cantidad de un elemento existente en la planta impida la acción de otro elemento, y, finalmente, que algunas características físicas del suelo (sequía, encharcamiento, compactación, pH, salinidad, etc.) disminuyan la cantidad asimilable de un determinado elemento.

Las deficiencias de Magnesio en lulo, que se manifiestan por clorosis intervenal en las hojas inferiores, pueden tener origen en la escasez del elemento, (principalmente en suelos de textura ligera y pH ácido), acentuándose los síntomas en épocas de lluvias; en encharcamiento, por un exceso relativo de Potasio y en la falta o el exceso de Nitrógeno. La deficiencia de Boro se manifiesta principalmente en los frutos, cuando presentan rajaduras en la unión con el peciolo, provocando su caída.

Un programa de fertilización eficiente debe diseñarse con base en los resultados de los análisis de suelo y foliar. Por experiencias prácticas, en la siembra de tipo comercial se han adicionado 1 kg de gallinaza, 150 – 200 g de cal dolomita y calfos o fosforita en el hueco de plantación con 30 a 40 días de anticipación a la siembra.

La permanente poda sanitaria de tallos y hojas a partir del segundo año del cultivo se recomienda como medida profiláctica de gran utilidad contra el ataque de plagas y enfermedades que, en gran número y con mucha frecuencia, están presentes en todo el ciclo de vida, deteriorando el estado sanitario de las plantas y, por consiguiente, los rendimientos y la calidad de los frutos. Las recomendaciones para el manejo de las principales plagas se muestran en el Cuadro No. 2.

Cuadro No. 2

Manejo y control de las principales plagas del cultivo del lulo.

Nombre común Agente causal Manejo y control
Barrenador del cuello de la raíz. Faustimus apicalis Control de malezas. Erradicación y quema de plantas atacadas. Control químico.
Acaro de la hoja Tetranychus cinnabarinus Químicos basado en azufre
Acaro del cogollo, flores y frutos. Tarsonemus sp. Remoción y quema de las partes afectadas. Control químico.
Afidos o Pulgones Aphis gossypii

Myzus persicae

Myzus ornato

Biológico con Lysiphebus testaceipes; Allograpta obliqua y Baccha clavata
Minador de la hoja Scrobipalpula isochlora Biológico con Chelonus sp.
Gusano de la flor Gnorimoschema sp. Biológico con Chelonus sp.
Pasador del fruto Neoleucinodes elegantalis Recoger y quemar de todos los frutos atacados.
Barrenador del tallo y ramas. Alcidion sp. Realizar poda sanitaria de ramas y quemar residuos. Control biológico con Agathis sp.
Palomilla de la raíz Pseudococcus sp. Control de malezas. Usar insecticidas de contacto o sistémicos.
Nemátodos Trichodorus sp. Utilizar patrón resistente

Dieciséis enfermedades causadas por diferentes agentes patógenos (hongos, bacterias y virus), han sido reconocidas en el cultivo, por lo que, su manejo y control se muestran en el siguiente Cuadro No. 3.

Cuadro No. 3.
Manejo y control de las principales enfermedades y virosis del cultivo de lulo

Nombre común Agente causal Manejo y control
Mancha o gota de la hoja Botrytis sp.

Gloesporium sp.

Disminuir densidad de plantación. Control químico específico.
Mancha amarilla Cladosporium sp.

Cephalsphorum sp.

Remoción y quema de las partes enfermas. Control químico.
Mancha negra de los tallos Phoma sp.

Colletotrichum sp.

Remoción de las plantas afectadas. Control químico.
Gotera Phytophthora infestans Remoción de frutos y tallos enfermos. Control químico.
Pudrición algodonosa Sclerotinia scleroteorum Evitar el cultivo en zonas con altitud mayor de 2.000 m.s.n.m. y lluviosas. Efectuar poda sanitaria de tallos y ramas. Quemar residuos. Desinfectar herramientas de poda. Aplicar fungicida al suelo.
Podredumbre bacteriana Erwinia sp. Control de malezas. Construir drenajes. Desinfectar herramientas de poda. Fertilizar apropiadamente. Evitar heridas en planta y frutos. Erradicar y quemar plantas enfermas.
Antracnosis Colletotrichum gloesporoides. Disminuir la densidad de plantación. Controlar malezas. Fertilización apropiada. Realizar poda de formación y sanitaria. Quemar los residuos de la poda. Recoger y quemar los frutos enfermos. Controlar plagas. Cosechar oportunamente.

Control químico con fungicidas sistémico y de contacto en rotación. Aplicar químicos con base de Cobre durante la floración.

Pudrición amarga Geotrichum sp. Cosechar separando los frutos sano de los enfermos. Evitar las lesiones y heridas en los frutos. Sumergir los frutos en solución de Tiobendazol a 2500 p.p.m.
Moho verde Penicillium sp. Evitar los daños mecánicos en los frutos. Aplicar control químico con Tiobendazol a 2500 p.p.m. No realizar la cosecha cuando exista elevada humedad relativa ni en tiempo seco y frío.
Pudrición blanda Rhizopus sp. Evitar los daños mecánicos y las heridas en los frutos. Cosechar los frutos sanos separados de los enfermos.
Secamiento descendente Fusarium sp. Elevar el pH del suelo antes de la siembra.
Cáncer bacterial Corynebacterium michiganense No utilizar esquejes ni semillas de plantas afectadas para la propagación. Desinfectar herramientas de trabajo. Control químico en semilleros.
Marchitez bacteriana Pseudomonas solanacearum No sembrar en sitios donde se ha presentado la enfermedad. Eliminar y quemar plantas enfermas. Desinfectar herramientas de trabajo. No emplear esquejes. Utilizar patrón resistente.
Mal del tallo Rhizoctonia sp. Realizar control preventivo en semilleros.
Mancha perforada de la hoja Cercosporella sp. Realizar control químico.
Mosaico rugoso.
Amarillamiento de la hoja.
Hoja de abanico.
Virus Utilizar semilla botánica provenientes de plantas sanas. Control de áfidos. Erradicar y quemar las plantas enfermas.

Aunque los rendimientos y la calidad de la producción se deciden desde la selección de la semilla y la ubicación de la plantación, los esfuerzos, cuidados y recursos invertidos en el cultivo se pueden perder por realizar una inoportuna e inadecuada cosecha. El momento de la cosecha se determina por el reconocimiento del grado de madurez del fruto. En el caso del lulo, se considera el momento óptimo cuando el fruto haya alcanzado su completo desarrollo y presente un 75% de madurez, lo cual se manifiesta por el color amarillo característico con ligeros puntos verde, cuando los sólidos solubles alcanzan valores no inferiores a 10° Brix y la acidez total promedio de 3.84% de ácido cítrico.

Durante la cosecha se debe disponer de toda la logística necesaria para mantener y prolongar lo más posible la calidad y la vida útil del fruto: guantes de cuero o caucho, tijeras, bolsas de recolección, canastillas plástica de capacidad para de 7 a 8 kg. La manipulación durante la cosecha y la poscosecha debe contemplar el menor número de pasos posibles y en el transporte se deben evitar golpes, compresión y fuertes vibraciones.

La gran demanda del lulo, para la producción de jugo industrial y doméstico no alcanza a ser satisfecha por la producción nacional, debido fundamentalmente a que no han sido claramente definidos los requisitos ecológicos de la especie ni se ha superado la susceptibilidad del cultivo a plagas y enfermedades, lo que ha limitado, en gran medida, su extensión a otras áreas potenciales. Algunas de las prácticas comentadas en el presente artículo pueden permitir que mejore la productividad del lulo, dada la importancia que tiene el manejo agronómico para lograr un cultivo económicamente rentable, donde el rendimientos y la calidad justifiquen la inversión financiera.

FIN